En Colombia, el sector agrícola es una de las principales actividades económicas que mueve el país, con una relevancia tanto en la generación de empleo, como en el ámbito de la seguridad alimentaria. Y es que nuestro país, según la FAO (Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura), tiene el potencial de convertirse en una de las grandes despensas alimentarias del mundo, pues es uno de los siete países en Latinoamérica con mayor potencial para el desarrollo de áreas cultivables: “Entre 223 países en los que se evaluó el potencial de expansión del área agrícola –sin afectar el área del bosque natural– esta nación ocupó el puesto 25, ya que de las 22 millones de hectáreas cultivables, solo están sembradas 4,8, sin incluir el potencial de la Altillanura, estimado en 3,5 millones de hectáreas”.

El abastecimiento agropecuario co- lombiano a otras naciones con produc- tos como flores, café, aceite de palma, panela, banano, cacao, aguacate, man- go, limón, productos lácteos, carne de bovinos, porcinos, entre otros, consti- tuye a la actividad agropecuaria en un eslabón fundamental en la economía del país.

Algunas frutas como, el aguacate, el limón, los arándanos, la uchuva, man- go, entre otras son altamente apeteci- das por grandes países consumidores, cada uno de los cuales tiene niveles de exigencia diferentes, que buscan prote- ger la salud de sus ciudadanos.

Un buen ejemplo para destacar de los últimos años en Colombia, son las exportaciones de aguacate Hass. Se han desarrollado rápidamente dada las condiciones naturales de producción, con esto el incremento también en las

áreas de producción, en departamen- tos como Antioquia, Risaralda, Caldas, Quindío, Valle del Cauca y Tolima, esto sin duda, apoya el crecimiento econó- mico del país y a su vez genera retos    a diferentes niveles: logísticos, agronó- micos y de mayor incidencia de plagas y enfermedades que requieren estrate- gias de control más robustas, alineadas con las exigencias de los países desti- no, entre ellas cumplir con el límite máximo de residuo.

El agricultor exportador de fruta fresca tiene exigencias muy estrictas para poder ser considerado como pro- veedor de alguna cadena de supermer- cado en Europa o USA. Una de esas exi- gencias tiene relación con que produc- to químico usar para el control de las plagas y/o enfermedades que atacan al cultivo y la fruta. Los países, definen  el nivel máximo de químicos que pue- den estar en una fruta fresca que no vayan a generan un riesgo potencial a la población de su país.

Este nivel de concentración de químicos se define en ppm (partes por millón) para cada fruta y para cada ingrediente activo. Esta concentración es lo que se cono- ce como Límite Máximo de Residuo (LMR). Como es una definición propia de un país, para una misma fruta pue- de haber diferentes LMR.

La FAO define un límite máximo de residuos (LMR) “como la concentración máxima de los residuos de un plaguicida (expresada en mg/kg), que se permite legalmente en los alimentos y los piensos”. Para el cálculo del LMR se tienen en cuenta junto con los aspectos toxicológicos, los niveles de residuos resultantes de la práctica agrícola aprobada, así como datos de consumo del alimento y la evaluación del nivel adecuado de protección al consumidor.